2 jun 2005

¿Qué mató la mega fauna?

Es poco probable que los seres humanos hayan sido los responsables de la desaparición de los grandes mamíferos que alguna vez vivieron en las vastas planicies australianas.

Nuevos estudios sugieren que, si bien la acción humana fue un factor influyente, el principal factor en la desaparición de los animales fue el cambio climático.

Hace unos 45.000 años Australia era el hogar de seres vivos como el impresionante Thylacoleo Carnifex , un león marsupial de grandes colmillos; el Diprotodon optatum, que tenía el tamaño de un hipopótamo, y el Megalania prisca , un lagarto de 400 kilos.

La desaparición de estos animales tuvo lugar rápidamente, en un período de 1.000 años aproximadamente y coincidió con la llegada de los seres humanos al área.

Hasta ahora se había sostenido que los seres humanos habían causado la extinción de la mega fauna, a través de la caza o de la destrucción del habitat natural mediante incendios.

Los científicos señalan que el factor determinante de la extinción fue la caída brusca en temperaturas y la transformación de grandes extensiones verdes en zonas áridas.

Frío y árido

Uno de los estudios, realizado por Clive Trueman, de la Universidad de Portsmouth, en Inglaterra y colegas en Australia, se basa en el análisis de fósiles hallados en Cuddie Springs, en Nueva Gales del Sur.

Los especímenes sugieren que los humanos y la mega fauna convivieron durante un período de al menos 10.000 años.

Un segundo estudio, de Gilbert Price, de la Universidad de Tecnología de Queensland, plantea la misma hipótesis del cambio climático.

Price asegura que el cambio a un clima más seco y más árido que tuvo lugar hace entre 50.000 y 20.000 años modificó las condiciones necesarias para sobrevivir.

Por otra parte, registros de radio-carbono permitieron determinar que los fósiles estudiados, recogidos en el sureste de Queensland, datan de un período anterior a la llegada de los primeros seres humanos a la región, según Price.

Los nuevos estudios fueron publicados esta semana en la revista de la Academia Nacional de Ciencias de Australia (PNAS) y en los Anales del Museo de Queensland.

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