30 ene 2005

Diseñan un 'biotejido' para la curación de heridas de guerra

En ocasiones, la investigación militar y la ciencia se unen. El último avance en este terreno es un tejido especial a base de poliester capaz de evitar las infecciones durante largos períodos de tiempo y que dispone incluso de propiedades coagulantes para facilitar la curación de heridas de guerra entre los combatientes.

La idea de este tejido especial, que incorpora un antibiótico de amplio espectro, surgió de los laboratorios de un químico de la Universidad de Rhode Island (Estados Unidos) y de los despachos de una compañía biomédica de Massachusetts, Biosurfaces, que ya ha presentado la solicitud de patente.

"Llevamos muchos años haciendo importantes progresos, con resultados muy positivos. Suficientemente buenos para dar este paso", explica a 'elmundosalud.com' uno de los padres del experimento, el doctor Martin Bide, catedrático de Textil y Diseño de la mencionada universidad.

Según explica Bide, la idea consiste en modificar químicamente un poliester ordinario de forma que permita el 'acoplamiento' de determinadas proteínas en su superficie. Posteriormente, y mediante un proceso similar al tinte, se incorporan al material un antibiótico y trombina, una de las proteínas fundamentales para evitar hemorragias.

En contacto con las heridas, este elemento debería desencadenar el proceso de coagulación del organismo al mismo tiempo que el antibiótico evita la infección.

De momento no han comenzado a producir grandes cantidades del tejido pero ya han fabricado algunos vendajes basados en su tecnología. "El efecto es microscópico", aclara además Bide, "visualmente la superficie de este poliester no es diferente de la de cualquier otro".

Aunque de momento sus resultados no han sido publicados en ninguna revista médica, los han enviado ya a uno de estos medios especializados y están a la espera de la decisión de los editores. Además, han comenzado a diseñar ensayos clínicos a gran escala y buscan nuevos socios industriales al tiempo que, aseguran, seguirán depurando las características de este biotejido.

Pese a que la idea inicial está pensada fundamentalmente para el ámbito militar, sus promotores también piensan en la utilidad que un tejido de este tipo podría tener para bomberos, policías y otros miembros de los servicios de emergencia.

Y es que además de sus propiedades biológicas, el tejido conserva otras características necesarias para su funcionalidad: es elástico, fácil de aplicar, se ajusta como si se tratase de una venda de compresión y su duración se prolonga al menos cinco días.

Trajes que paran el sangrado de las heridas tomando proteínas de la sangre o vendas que crean coágulos propios para detener una hemorragia son algunos de los ejemplos de los nuevos materiales con los que podrán contar los soldados estadounidenses.

Parece que los preparativos de guerra se comenzaron hace tiempo porque se han estado investigando tres productos para su uso en acciones militares a gran escala. Puesto que la mayoría de las muertes en el campo de batalla se producen debido a la pérdida de sangre antes de que los soldados puedan ser atendidos por los servicios sanitarios, los trabajos de investigación se centran fundamentalmente sobre los procesos de coagulación.

Uno de los nuevos productos es un material granuloso para aplicar sobre las heridas. Otro ha sido desarrollado por la Cruz Roja y se trata de un tejido que es capaz de tomar proteínas de la sangre encargadas de la coagulación. Éstas junto con una sustancia del propio material aceleran el proceso para detener el sangrado. Según una información del ‘New York Times’, este producto aún no está aprobada por la FDA –organismo que regula los alimentos y los fármacos en EEUU- y tiene algunos inconvenientes. Provoca reacciones alérgicas y es demasiado quebradizo.

El tercero de los productos, desarrollado por el Centro de Láser Médico de Oregón (EEUU), parece superar las limitaciones del anterior. El vendaje de chitosan procede de un hidrato de carbono biodegradable, la chitin, que se encuentra en la concha de los crustáceos. Esta sustancia es la segunda más común en el planeta y puesto que no es una proteína, no causa alergias.

La molécula de chitosan tiene carga positiva, mientras que los glóbulos rojos están cargados negativamente. Los contrarios se atraen, de modo que el material tiene la capacidad de crear su propio coágulo independientemente de las condiciones del individuo. Sus inventores aseguran que es capaz de hacer incluso en personas con hemofilia, un patología en la que la sangre no se coagula. Aunque el chitosan ha sido concebido para uso externo, los ensayos con animales han demostrado que puede incluso detener durante al menos una hora hemorragias internas. Otra de las ventajas de este producto es que funciona tanto a 50 grados bajo cero como a 140 sobre cero.

El ejercito de EEUU ya ha pedido 20.000 de estos vendajes a la empresa que se ha creado para su producción, HemCon. Se espera que el producto esté accesible para la población general al principio del verano o del otoño.

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